Síntesis III
TÍTULO: “SÍNTESIS III ”
AUTOR: PIN VEGA
MEDIDAS: 114 X 114 CM
TÉCNICA: Mixta sobre tabla
AÑO: 2014 PESO: 14 Kg.
Nota: IVA no incluido en el precio
DESCRIPCIÓN DE LA OBRA:
Esta obra es una "pictoescultura" cómo yo las denomino; una pintura tridimensional o una escultura policromada para colgar en la pared.
La obra pertenece a la corriente artística "Poética mineral" creada por mí.
Esta obra está inspirada en el "Salar de Uyuni". Las salinas están teñidas por el color rojo del atardecer.
En ocasiones, algunas de estas pictoesculturas aparecen habitadas por una presencia humana. Son figuras a escala 1:220 ó 1:160. La escala es parte crucial del contenido de la obra, pues, gracias a ella, se nos muestra sobredimensionada. La Naturaleza se revela entonces en su verdadera dimensión. Esta diminuta presencia humana pasa casi inadvertida a los ojos del espectador real, quien se enfrenta a la obra desde una cierta distancia “de respeto”. Así, el observador se asemejará a un Dios que contempla su creación desde arriba; y el “pequeño observador” se transformará, a su vez, en un “observador observado”.
Como el propio pigmento, el polvo simboliza lo trascendental y lo absoluto. Los colores saturados y puros refuerzan el mensaje del espíritu que se transmite también gracias a la simplicidad primordial de la forma. La presencia del "icono monocromo" en la abstracción moderna supone un reconocimiento del color.
Uno de mis objetivos ante la percepción de la obra de arte por parte del espectador es que la mente se quede suficiente tiempo detenida y pueda pensar en el porqué ha sido creado ese espacio. La obra ha de enganchar el ojo y la mente. El contemplador ha de quedarse enganchado con la inquietud de una presencia, con la inquietud de lo "desconocido". El espectador ha de ir desde la conciencia narcisista al inconsciente sublime.
La contemplación de un objeto muy simple obliga a pensar en el, en el propio objeto, en el cuerpo de uno mismo. La mente se proyecta en la forma, y la forma es capaz de proyectarse hacia uno. Es en ese momento cuando uno se da cuenta de sí mismo, de sus pensamientos y de su soledad. Es como un espejo que refleja el espíritu y nuestro interior.
A veces se transmiten al cerebro imágenes de tal belleza o sublimidad que transcienden las palabras. En esos momentos podemos experimentar un estado de éxtasis, a menudo fugaz, a veces prolongado, durante el cual el yo enmudece. Esos momentos son piedras de toque para nuestro sentido de conexión con el mundo.
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