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Pin Vega

Cracked Blue I

€7.000

TÍTULO: “CRACKED BLUE I ”

AUTOR: PIN VEGA

MEDIDAS: 120 x 120 cm.

TÉCNICA: 81 piezas basculantes de poliuretano rígido y muelle de acero sobre tabla.

AÑO: 2018 PESO: 10 Kg.

Nota: IVA no incluido en el precio

DESCRIPCIÓN DE LA OBRA:

Esta obra es una "pictoescultura" cómo yo las denomino; una pintura tridimensional o una escultura policromada para colgar en la pared.

La obra pertenece a la corriente artística "Poética mineral" creada por mí.

Esta obra nos muestra un craquelado natural a la luz de la luna.. El color azul cobalto de la obra está pensado para sacar de contexto algo que es muy natural en la naturaleza.

La obra está compuesta por 81 piezas basculantes realizadas a mano una por una en resina de poliuretano. Las piezas están ancladas a la base de madera por muelles de acero. Por lo tanto se trata de una obra móvil. Las piezas se mueven con el tacto de la mano. Es una obra muy resistente porque las piezas absorben las vibraciones.

Todas las obras en las que aparece el craquelado emulan al desierto. La tierra resquebrajada por el efecto de la evaporación. El craquelado de apariencia natural es una de mis continuas búsquedas dentro del campo técnico en mi obra. Mi fascinación por la naturaleza y el lodo seco del lecho de los lagos siempre ha estado presente en mayor o menor medida en mi obra. Una grieta siempre es sinónimo de rotura, de tensión pero a la vez es bella en si misma. Pero esta obra muestra el lecho de un lago seco anegado de nuevo por las aguas. El craquelado permanecerá por muy poco tiempo antes de que se hidrate con el agua y se convierta de nuevo en lodo.

Esta obra pretende mostrar, en primer lugar, la belleza existente en la naturaleza. Pero también pretende alertarnos sobre los peligros del calentamiento global del planeta; muchos acuíferos , cauces fluviales y humedales desaparecen cada año favoreciendo la desertización del planeta. Las superficies craqueladas que aparecen en muchas de mis obras no son sino extensiones yermas y recalentadas que en su día albergaron agua y vida.

Como el propio pigmento, el polvo simboliza lo trascendental y lo absoluto. Los colores saturados y puros refuerzan el mensaje del espíritu que se transmite también gracias a la simplicidad primordial de la forma. La presencia del "icono monocromo" en la abstracción moderna supone un reconocimiento del color.

Uno de mis objetivos ante la percepción de la obra de arte por parte del espectador es que la mente se quede suficiente tiempo detenida y pueda pensar en el porqué ha sido creado ese espacio. La obra ha de enganchar el ojo y la mente. El contemplador ha de quedarse enganchado con la inquietud de una presencia, con la inquietud de lo "desconocido". El espectador ha de ir desde la conciencia narcisista al inconsciente sublime.

La contemplación de un objeto muy simple obliga a pensar en el, en el propio objeto, en el cuerpo de uno mismo. La mente se proyecta en la forma, y la forma es capaz de proyectarse hacia uno. Es en ese momento cuando uno se da cuenta de sí mismo, de sus pensamientos y de su soledad. Es como un espejo que refleja el espíritu y nuestro interior.

A veces se transmiten al cerebro imágenes de tal belleza o sublimidad que transcienden las palabras. En esos momentos podemos experimentar un estado de éxtasis, a menudo fugaz, a veces prolongado, durante el cual el yo enmudece. Esos momentos son piedras de toque para nuestro sentido de conexión con el mundo.

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